Árbol de Navidad en Alicante - Noviembre 2023-2

La guerra de las luces de Navidad

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La competencia es feroz, y los resultados se miden en millones, de bombillas y de euros. Vigo, Madrid, Sevilla, Barcelona, Málaga, Valencia, Alicante… de norte a sur y de este a oeste, alcaldes de todas las tendencias políticas han decidido desencadenar una batalla infantiloide por ser los primeros y los mejores en esto de adornar sus ciudades por Navidad. Bombillas, árboles, guirnaldas, esferas y otros artilugios se instalan muchas semanas antes de que la razón misma nos diga que tan señaladas fiestas están próximas.

En la mayor parte de estas ciudades han decidido que la Navidad arranque en noviembre. Ya no son los grandes almacenes ni las marcas de turrones las que indican su proximidad, sino las luces y la venta de la lotería del Gordo, que este año empezó en junio nada menos, a seis meses vista del sorteo.

No importan los millones de euros que se gasten en su conjunto. No importan las decenas de millones de luminarias que resplandecerán en la noche… Nada importa, y la justificación es idéntica en todos los casos: una ciudad iluminada atrae a la gente, que paseará, se sentirá feliz, se hospedará y realizará compras.

¿Lectura? El consumismo nos lleva a una guerra política en forma de contienda despiadada que, de momento, no conoce límites. Todos presumen de haber invertido grandes partidas presupuestarias para superar al que el año pasado ganó, según los medios informativos. Y los ciudadanos han sucumbido, y desean fervorosamente que su municipio se imponga esta vez, cueste lo que cueste.

 La fiebre ha llegado ya a las agencias de viajes, que organizan estancias desde tres días a una semana para disfrutar del espectáculo, y es entonces cuando los mandatarios de alcaldía y festejos traducen en euros lo invertido, aseverando que se multiplica y la ciudad sale ganando, mientras el departamento contiguo reclama a los vecinos contención máxima en el consumo eléctrico: “tú puedes, pero España no”, nos dicen.

Otra cosa es que la situación provoca fuertes distensiones entre barrios. ¿Por qué casi todo el adorno navideño se instala en el centro de las ciudades y no en el resto de áreas urbanas? ¿Acaso ese otro comercio no es digno de ser tomado en consideración? ¿Por qué si en estos dos meses crecen las ventas de las calles iluminadas, las tiendas del resto ven disminuir sus ingresos?

Gasto, gasto y gasto… Nos quejaremos de los precios de la cesta de la compra, pero llenaremos los carros como si no hubiera un mañana… y aún nos quedará un pequeño resto para ir al supermercado y aportar un kilo de arroz para la ONG de turno.

Estamos en Navidad.

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