Que el número de residentes aumenta exponencialmente en verano en los destinos turísticos de sol y playa es una evidencia contrastada desde hace décadas. Esta realidad se ha extendido, sin embargo, también a los municipios de interior, en claro ascenso como receptores de turismo sobre todo tras la pandemia sanitaria, pues la gente ve en ellos inmensas áreas de esparcimiento y contacto con la naturaleza que creyó perder para siempre cuando el confinamiento.
Esa circunstancia está provocando, ciertamente, algunos problemas. Los pequeños municipios no disponen de servicios suficientes para atender la demanda de los visitantes, y en algunos casos se declaran “desbordados” a la hora de dar cobertura a quienes reclaman cada vez más y más.
Esa problemática acabará resolviéndose, sin duda, cuando se pongan en marcha iniciativas encaminadas a crear nuevos negocios que inicialmente estarán operativos en periodos de la llamada “temporada alta”, pero que cuando se consolide el municipio como turístico abrirán todo el año.
Eso es lo que les ocurrió a municipios ahora punteros en esto del turismo. Los ocho integrados en la Alianza de Municipios Turísticos Sol y Playa (AMT) acogen durante los meses de verano una población que multiplica por seis su número habitual de residentes, por lo que reclaman un aumento de su financiación para poder garantizar la prestación de los servicios.
Entre ellos, Benidorm, que junto a Salou, Calviá, Adeje, Arona, Torremolinos, Lloret de Mar y San Bartolomé de Tirajana lideran el sector durante la etapa estival.
Superada la carencia de servicios privados de hostelería y alojamiento, otra cosa es el aumento de la demanda de servicios públicos que suponen un coste económico difícil de afrontar por los ayuntamientos.
Esas localidades, y otras muchas, necesitan la colaboración de administraciones supramunicipales para hacer frente al sobrecoste que supone para unas arcas municipales limitadas a la población residente permanente, cuando en verano, por ejemplo, multiplican su censo hasta por seis.
El presidente de la AMT Sol y Playa y alcalde de Salou, Pere Granados, hace hincapié en que los destinos afrontan los gastos que suponen atender un volumen de población tan importante, muy por encima de los residentes habituales, y en constante crecimiento, especialmente en los meses de verano.
Se pone de relieve el estudio realizado para la redefinición de ‘municipio turístico’, donde se reformulan sus requisitos y condicionantes, a la vez que se impulsa un nuevo marco para acceder a una mejor financiación que garantice los servicios.
Seguridad, limpieza y suministros de agua y luz son puntos importantes a tener en cuenta, y por ello se reclama una financiación adecuada que deben aportar administraciones superiores.
Este mismo problema se reproduce también en áreas de turismo interior. Este mismo verano, por ejemplo, se han dado casos en que pequeñas localidades no tenían disponibilidad siquiera de disponer de alimentos básicos como el pan para atender la fuerte demanda. ¿Acabará el mercado regulándose por sí mismo y pondrá fin a esta situación o será necesaria la intervención de la administración?

